Del mismo modo, su producción masiva requiere de grandes extensiones de terreno dedicadas sólo a la creación de combustible, de modo que se pueda abastecer a una zona que amerite la inversión, por lo que se corre el eventual riesgo de que, si la producción de biocombustibles se transforma en un negocio, la de alimentos sea dejada de lado en favor de esta actividad, al destinarse más extensiones de terreno a los combustibles en cuestión. Pasaríamos pues de un problema energético a uno alimenticio. Debe, entonces, mantenerse en todo momento una producción mesurada, que permita “alivianar” el problema y que no pretenda solucionarlo, ya que como medida carece de la capacidad para llevar a cabo dicha tarea.
En el caso de Chile y centrándonos más en la problemática propuesta, el hecho de que autoridades tales como el ministro de agricultura Álvaro Rojas o Rodrigo Vega, director ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), den a conocer el plan de producción de biocombustibles en el país como un derivado de la industria silvícola, presenta un panorama favorable. Específicamente, la producción de biodiésel se llevaría a cabo a partir de desechos forestales, lo cual cumpliría con la doble función de generar un combustible renovable y la de lidiar con los residuos de la industria silvícola en cuestión. Afirman que si bien es un proceso más caro que el convencional, es el único factible de ser aplicado, ya que en Chile no contamos con las extensiones de terreno necesarias para grandes plantaciones, como las hay en Brasil, uno de los países que lidera en materia de producción de biocombustibles. Dada esta situación, el suplir la demanda total de combustible a nivel de país sería imposible ya que, de hecho, el biodiesel se mezcla con diesel para ser usado, por lo que la dependencia de combustibles fosiles seguiría, pero pesaría menos al bolsillo del país. Es por esto que, considerando la escasez de combustibles fósiles que ya nos pesa encima, en el caso de Chile, la producción de biocombustibles sería una forma de amortiguar el impacto de la crisis energética que ya toca nuestras puertas, mas no una solución que zanje el problema. Por otra parte, como se dijo anteriormente, los biocombustibles también contaminan; ante todo no debe olvidarse el problema de la contaminación a nivel planeta, por lo que sería insensato de nuestra parte como país y como humanos el depositar todas nuestras esperanzas en los biocombustibles, ya que existe un problema mucho más grande al que hay que dar solución.